Bebés amamantados por lobos, pequeños salvados por gorilas, inocentes vidas que crecieron en la selva o en un tupido bosque. Todo luce muy idílico, especialmente si la historia termina con el feliz regreso a la civilización de aquel niño que fue criado por animales. Pero la realidad ha sido triste en los auténticos casos que han sido documentados en esta situación.
En este nuevo episodio, la Chica X y el Sr. Neto intercambian las experiencias de: Oxana Malaya, Marina Chapman, Sujit Kumar, Amala y Kamala, John Ssebunya, Ivan Mishukov y Shamdeo. Ninguno de ellos tuvo una vida como la de los legendarios Rómulo y Remo, fundadores de Roma; o la de los fantásticos personajes selváticos Tarzán y Mowgli.
Aquí les dejamos el podcast, video de la transmisión en vivo y los distintos casos de «niños salvajes.»
Amala y Kamala
El Cuento
Amala y Kamala fueron de los primeros casos registrados y «documentados» de niños criados por animales salvajes de la historia. ¿Por qué documentado entre comillas? Bueno, ya lo descubrirán.
En 1926, Joseph Singh, dueño del orfanato de Midnapore, una región de Calcuta, India, publicó un informe diciendo que un hombre que vivía cerca de una selva de la localidad le había dado las dos niñas. Kamala tenía unos ocho años y Amala 18 meses.
Más tarde, Singh diría que el mismo rescató a las niñas de una guarida de lobos en octubre de 1920 y que había anotado sus observaciones en un diario.
Dentro de este, el reverendo describía que las niñas tenían un comportamiento animal: dormían acurrucadas juntas, aullaban en medio de la noche, tenían un olfato que les permitía oler huevos a kilómetros de distancia, solo comían carne cruda, se arrancaban la ropa a mordiscos y tenían dificultades para hablar y caminar erguidas. Además, relata que tenían dientes afilados y largos, uñas que parecían garras y que poseían articulaciones rígidas que las hacían caminar en cuatro patas.
Un año después de su ingreso al orfanato, Amala se enfermó y murió de disentiría. Kamala llegaría a los 17 años hasta que, en 1929, contrajo fiebre tifoidea y falleció de insuficiencia renal.
La realidad
Debido a varias contradicciones en el diario y la historia de Singh, muchos se empezaron a cuestionar la veracidad del cuento. En la zona donde se encontraron a las niñas era común utilizar el mito de niños criados con lobos para explicar el comportamiento de los niños con defectos congénitos o autismo que eran abandonados por sus padres en la selva.
Un cirujano francés, Serge Aroles escribió un libro llamado L’enigme des enfants-loup (‘el enigma de los niños-lobo’, 2007) en donde incluye una investigación sobre el caso de Amala y Kamala. Lo describió como «la estafa más escandalosa en relación con los niños ferales.» Aquí está el porque:
- El diario en el que Singh «escribió día a día durante toda la vida de las dos niñas-lobo» es falso. Fue escrito en 1935, años después de la muerte de Kamala.
- Todas las fotografías de las chicas en donde muestran «comportamiento animal» también lo son. Se tomaron en 1937, incluso después de escribir el diario. Las imágenes muestran a dos niñas de Midnapore posando de acuerdo a las peticiones de Singh.
- De acuerdo al médico encargado del orfanato, la parte sobre «dientes afilados, garras y articulaciones rígidas» también es falsa.
- Según varios testimonios fiables, Singh usualmente golpeaba a Kamala ante los visitantes para que actuara de acuerdo a las descripciones de su diario.
- Aroles consiguió correspondencia entre el reverendo y un profesor de la Universidad de Denver, Robert M. Zingg. En la carta, el profesor expresa su creencia en el «valor financiero de su fábula» y solicita publicar su diario. Después de hacerlo, le envío a Singh un pago de regalías de 500 dólares.
- Kamala padecía del Síndrome de Rett, un trastorno del desarrollo neurológico. Ambas niñas parecían tener alguna forma de autismo.
John Ssabunya
Criado por monos
Este chico crió durante tres años en la selva, cuidado por una especie de monos verdes de África.
John nació en Uganda en la década de los 80, en medio de una guerra civil que dejo al país en malas condiciones. Poco se sabe sobre la historia de su familia, pero su padre era un hombre violento, que había participado en el conflicto armado de los rebeldes. Cuando John tenia tres años, su padre asesinó a su madre brutalmente. De aquí hay dos versiones: una donde John huye asustado a la selva y una donde su padre lo abandona en ella.
Al encontrarse solo en la selva, una colonia de monos africanos lo encontró y lo crió. Le dieron comida, le enseñaron a trepar, aprendió y copió los manerismos de ellos, jugaban todo el tiempo y dormía en hojas de plátano.
En 1991, una joven llamada Milly Sebbavio vio al niño desnudo recogiendo alimento junto a un grupo de monos. Cuando intentaron «rescatar» a John, los monos lo vieron más como una captura y empezaron a tirarle piedras y palos a los humanos.
Finalmente fue «capturado» y llevado al pueblo. Se le alimento con sopa, pero al no estar acostumbrado, su cuerpo la rechazó y enfermó. Un grupo de científicos lo examino y determino que era un caso real de «niño salvaje» (uno de los primeros confirmados científicamente). Los informes detallan que el cuerpo de John estaba lleno de llagas, costras y heridas. Además, tenía cierto nivel de hiperticosis, o el síndrome del hombre lobo, que causa un exceso de vello en el cuerpo. Le faltaba un dedo del pie y no sabía comunicarse con humanos.
El coro
El gobierno Ugandés no se hizo cargo de John y muchos lo catalogaron como «el niño mono,» un «semi-humano» o «mitad niño-mitad animal.» Al enterares del caso, Paul y Molly Wasswa, una pareja que manejan un orfanato, solicitaron permiso para adoptarlo y criarlo junto a ellos. Posteriormente, Molly investiga la aldea donde nació John y así se supo de su pasado.
Juntos, el matrimonio se encargó de John y se ocupo de reintegrarlo a la sociedad. Al pronunciar sus primeras palabras, los Wasswa descubrieron que John posee una voz muy fina y bella para cantar. El niño se unió al coro del orfanato «Pearl Of Africa Children’s Choir» (‘Coro de Niños Perla de África’) que consta de 20 miembros, y también aprendió a tocar la guitarra. Gracias a su talento, logró destacar dentro entre sus compañeros.
En 1998, una dentista inglesa, Hillary Cook, viajó a Uganda para ofrecer tratamiento dental gratuito para personas de zonas pobres y conoció a John y a los Wasswa. Conmovida por la historia y habilidades del joven, volvió a Inglaterra y comenzó a planear una serie de conciertos para el coro, llegando a organizar una gira.
Reencuentro
En el 2002, mientras John se presentaba en varias ciudades inglesas con el coro, la BBC ganó interés en su vida y decidió rodar una grabación sobre ella. Los creadores del documental lograron reencontrarlo con una colonia de monos verdes de la misma localidad del que lo criaron y lograron comprobar que John aún era capaz de comunicarse con ellos y entenderlos.
Un psicólogo estadounidense y autor del libro Feral Children & Clever Animals, el Dr. Douglas Candland, de la Universidad de Bucknell en Pensilvania, y un primatólogo llamado Debbie Cox entrevistaron a John y estudiaron su caso y su desarrollo antes y después de su experiencia en la selva.
Durante la gira, el documental «Living Proof» (Prueba Viviente) fue transmitido por primera vez, el 13 de octubre en el canal de la BBC One. El caso fue objeto de debates en numerosos programas de televisión.
Oxana Malaya
La historia de esta pequeña se desarrolla en Ucrania, en los tiempos en que era parte de la ya extinta Unión Soviética. Oxana nació el 4 de noviembre de 1983 en una zona empobrecida por la que acampaban perros salvajes. Sus padres eran alcohólicos y, en consecuencia, completamente incapaces de criar a la niña.
Siendo muy pequeña, la metieron en una caseta de perro que tenían en la parte trasera de su casa y allí fue, por decirlo de alguna manera, adoptada por estos animales, aprendiendo a la perfección su comportamiento y formas de comunicación. Así que, para cuando tenía 5 años, Oxana solo gruñía, ladraba y se encuclillaba como un perro salvaje. Olfateaba la comida antes de ingerirla y, por insólito que parezca, desarrolló unos agudos sentidos del oído, el olfato y la vista.
Fue entonces cuando un vecino descubrió la situación de aislamiento de la pequeña y avisó a las autoridades. La rescataron y comenzó entonces otro calvario para la niña: La humanización. Y es que, al pasar tantos años privada de estimulación intelectual y social, a Oxana le resultó muy difícil adquirir habilidades sociales y emocionales humanas. Para cuando cumplió 23 años, en 2006, Oxana residía en un hogar para discapacitados mentales, donde ayuda a cuidar las vacas en la granja de la clínica.
Actualmente ella tiene 37 años y finalmente puede hablar. Aunque ha superado gran parte de sus problemas de comportamiento, aún está por verse si podrá formar relaciones estables y sentirse parte de una comunidad humana. En un documental producido por el Canal 4 británico, sus médicos dijeron que es difícil que llegue a rehabilitarse adecuadamente a una sociedad “normal”, pues ella tiene la mente de un niño de 6 años. Recientemente se encontró con su padre y, aunque usted no lo crea, su reacción fue buscar su afecto.
Luego, en una entrevista para NATGEO declaró que en sus momentos libres le gustaba «correr, jugar, saltar por allí aullando y ladrando» también que «era su naturaleza». Según una publicación de la National Geographic, varios estudios científicos han determinado que el cerebro del niño es muy influenciable hasta los 7 años y, en consecuencia, es imposible revertir los efectos negativos que generaron en una persona determinadas experiencias traumáticas.
Mariana Chapman
Esta podría ser la versión femenina de Mowgli y su historia se dio a conocer por su puño y letra. Es decir, por una autobiografía que publicó en 2012, bajo el sello editorial Plaza & Janés, con el título “The girl with no name”; en español: La niña sin nombre.
En el libro, que se convirtió en todo un best seller, Marina asegura que cuando tenía unos 4 años, en 1954 aproximadamente, ella fue raptada de su casa. Asegura que vivía con sus padres en Colombia y que quienes la secuestraron la drogaron, la mantuvieron cautiva por un tiempo junto con otros niños y luego, sin explicación alguna, la abandonaron en la selva. Afirma que allí paso pasado gran parte de su primera infancia, acompañada únicamente por una colonia de monos capuchinos que la adoptaron y hasta le salvaron la vida cuando ingirió algo que la intoxicó. Dice que el mono más anciano la llevó al río y la hizo beber mucha agua hasta que pudo vomitar y expulsar lo que le hizo daño.
Asegura que cuando tenía como 10 años la encontraron unos cazadores que la vendieron a un burdel. Allí fue maltratada por la dueña del lugar, al ver que era una niña salvaje que no tenía la menor idea de dónde hacer sus necesidades y mucho menos comer como los humanos. Marina habría escapado y se convirtió entonces en una niña de la calle en la ciudad colombiana de Cúcuta, en la frontera con Venezuela. Con el tiempo logró un trabajo como empleada doméstica, pero allí también vivió la pesadilla del maltrato. Finalmente, una vecina la rescató y la envió primero a un convento y luego la buscó para que trabajara como niñera de sus hijas. Todos se mudaron a Inglaterra y fue allá que Marina conoció el amor. Se casó en 1978 con un inglés llamado John Chapman, con quien tuvo dos hijas. Actualmente esta ciudadana británica tiene tres nietos y ha olvidado por completo el español. Eso sí, aún domina muy bien la habilidad de escalar árboles en cuestión de segundos y cazar pájaros y conejos con sus propias manos. Para conocer más detalles de su historia, haz clic aquí.
Sujit Kumar
Mejor conocido como el niño pollo. Su historia se registra en las paradisíacas Islas Fiji, el archipiélago del Océano Pacífico, a finales de los años 70.
Todo comenzó cuando una pareja tuvo un hijo que, desafortunadamente, padecía de epilepsia. Según las creencias de ese pueblo, esta condición se da cuando un espíritu del mal, un demonio, se apodera del cuerpo de un niño para causarle mal a una familia. Por eso, siendo muy pequeño, fue encerrado en un gallinero.
Cuando Sujit tenía 2 años, su madre se suicidó y a los pocos meses su padre fue asesinado. Solo le quedó su abuelo para que se hiciera cargo de él, pero lejos de eso, lo mantuvo encerrado en el gallinero, completamente aislado de cualquier humano. Aquella atrocidad fue descubierta por las autoridades cuando el niño tenía 8 años. Para entonces, él no sabía hablar, solo cacarear. Se alimentaba como las gallinas, usando su boca como un pico de ave, y, por si fuera poco, era bastante arisco.
Como no existía ninguna instalación para niños abandonados, el chico fue enviado a un ancianato. Allí lo consideraron muy agresivo y entonces no se les ocurrió otra cosa que mantenerlo amarrado a una cama por más de 20 años. A finales de 2002, llegó para él la esperanza: Elizabeth Clayton, una empresaria local que visitaba el asilo haciendo parte de una comitiva del Rotary Club que les llevaba mesas de plásticos, se enteró de la increíble historia del joven que seguía sintiéndose una gallina.
Más impactante fue verlo atado en la cama. Ella cuenta que lo vio totalmente debilitado y maltratado. Había recibido golpes en la cara y tenía los dedos hinchados además de los dientes y la nariz quebrados. Ella no sabe decir si era un hombre o un niño. A pesar de su apariencia decrépita y la fama de salvaje que tenía, Elizabeth fue capaz de ver un brillo tan especial en sus ojos que no fue capaz de darle la espalda. Entonces, comenzó a visitarlo regularmente al asilo para intentar una relación mínima con él. Cuando sintió que ya había confianza, decidió llevárselo a su casa. Fue allí donde el chico se sintió libre y retomó por completo viejos hábitos: Picoteaba las paredes como una gallina y no conseguía dormir en la cama. A veces mordía, arañaba y empujaba a su cuidadora, pero poco a poco ella logró humanizarlo y hasta logró que se afeitara, se limpiara sus dientes e hiciera sus necesidades sólo.
Vino entonces el siguiente reto: Hacer que Sujit empezara a pronunciar algunas palabras por lo menos. Para ello lo llevó a Australia donde fue atendido por fonoaudiólogos, patólogos y neurólogos por el asunto de la epilepsia. A la fecha, Sujit no ha conseguido hablar, pero sí se hace entender a través de gestos. Cuando quiere agua, por ejemplo, señala un vaso. De vez en cuando aún picotea, cacarea y coge la comida al estilo de las gallinas. Pero ya no es un infeliz como antes.
¡Ah! y no podemos dejar pasar el detallito de que en algún momento de esta historia las autoridades de Fiji llegaron a casa de Elizabeth y se llevaron al muchacho porque tenían dudas de que estuviera mejor con ella que en el asilo. Se desarrolló entonces un proceso judicial complicado en el que la benefactora tenía todas las de perder. Cuando el juez estaba a punto de dar su veredicto negativo, Sujit se levantó y se acurrucó en los brazos de Elizabeth. ¡Qué gran sorpresa y emoción para todos los presentes! Así que el juez no lo dudó, cambió de opinión y decretó que Sujit podía seguir viviendo con la nueva madre adoptiva.
Puedes seguir ahora mismo la vida de Suji en la Fanpage en Facebook “The Happy Home Trust”, que es una organización sin fines de lucro y que se autodenomina como “Un hogar de felicidad para Sujit Kumar y los niños en riesgo”. Clic aquí para ingresar.
Shamdeo
Es un niño de unos cuatro años que fue descubierto en un bosque en la India en 1972. Él estaba jugando con cachorros de lobo y su piel era muy oscura, había afilado sus dientes, tenía uñas largas en forma de gancho, cabello enmarañado y las manos llenas de callos.
Shamdeo era aficionado a la caza de pollo, comía tierra, le gustaba la sangre y tenía un lazo afectivo con los perros. Finalmente dejó de comer carne cruda, pero nunca habló, aunque sí aprendió algo de lenguaje de señas.
En 1978 fue admitido en un hogar de la Madre Teresa para indigentes, donde fue rebautizado como Pascal. Murió en febrero de 1985.
Para conocer más del tema: Feral Children
En español “Niños Salvajes”, es un proyecto de la fotógrafa alemana residente de Londres, Julia Fullerton-Batten, quien se dio a conocer en 2005 gracias a su serie Historias adolescentes, en la que exploraba la transición de niña a mujer.
Se trata de una serie fotográfica que cuenta con impactantes imágenes acompañadas del relato real de 14 niños salvajes que por distintas circunstancias terminaron viviendo aislados de cualquier contacto humano, la mayoría de ellos con animales o en circunstancias inhumanas. En casi todos los casos, estos niños fueron encontrados y reubicados en instituciones, donde algunos lograron salir adelante. Haz clic aquí para conocer el proyecto.